No siempre comerse una manzana es tan sano como nos parece.
La piel blandita y porosa de la manzana hace que todos los pesticidas que se
utilizan en su cultivo se filtren al interior del fruto, convirtiéndola en la
manzana envenenada del cuento. Muchas de las frutas y verduras que consumimos
asiduamente tienen más de 30 tipos de químicos tóxicos distintos asociados a pesticidas
que perjudican directamente al sistema endocrino, hormonal y nervioso.
Según afirmaba la
PAN (Pesticide Action Network) en un documento que entregó a las autoridades comunitarias de Bruselas para que cambiaran la legislación europea sobre pesticidas, los alimentos más contaminados son (en orden de
peligrosidad) las lechugas, los tomates, los pepinos, las manzanas, los
puerros, los melocotones, las fresas, las peras, las uvas y los pimientos;
aunque, por supuesto, esto es solo el top
ten y hay muchos más que se podrían añadir a la lista. Esta organización
recomendaba ya en 2012 evitar el consumo de estos alimentos de alto riesgo,
sobre todo en el caso de niños y adolescentes, más vulnerables a las
consecuencias nocivas de los químicos que contienen.
Los productos ecológicos son una buena alternativa para
evitar estos químicos tan perjudiciales en nuestra dieta, pero no están al
alcance de todos los bolsillos. Afortunadamente, hay unos cuantos alimentos no
ecológicos que se pueden consumir con mayor tranquilidad debido a que no se
utilizan tantos pesticidas para su cultivo. ¡Aquí va la lista!
Cebollas: parece
ser que a los bichos no les gustan demasiado las cebollas, por esa razón, no se
las baña de pesticidas tan intensamente como a otras verduras.
Piña: la
piel dura y gruesa de la piña protege su interior de los dañinos pesticidas.
Cuando comemos piña, la parte más expuesta a estos químicos acaba en la basura.
Aguacates: al
igual que la piña, los aguacates tienen una piel muy rígida que no permite el
paso de pesticidas. Así, cuando pelas el aguacate, le quitas la mayor parte de
sus residuos químicos.
Coles: las
coles, como el repollo o la lombarda, no necesitan mucha ayuda para crecer, por
lo que no se las rocía con muchos pesticidas.
Guisantes: gracias
a la vaina que los envuelve, los guisantes son de los productos convencionales
más seguros.
Espárragos: al
igual que las cebollas, los espárragos no resultan muy atractivos para los
bichos, por lo que no se suelen utilizar muchos pesticidas para su cultivo.
Mangos: su
piel gruesa protege el jugoso interior del mango de los químicos tóxicos. Aun
así, debes lavarlos siempre antes de pelarlos para eliminar todos los residuos
posibles.
Berenjenas: están entre las verduras más seguras
gracias a esa piel tan gruesa y resbaladiza que las caracteriza.
Kiwis: aunque
esa piel tan “peluda” no deja que los pesticidas penetren en su interior, es
mejor que lo laves antes de pelarlo (a mí tampoco se me había ocurrido nunca
lavar los kiwis antes de comerlos).
Batatas: las
batatas o boniatos no solo son los que menos residuos químicos tienen, sino que
además son ricos en nutrientes como el beta-caroteno, y durante el otoño puedes
encontrarlos en cualquier frutería. ¡Aprovecha la temporada y prueba a hacer
algún plato con batata! Una sugerencia es añadir una al puré de patatas casero
(incluso al típico de bolsita, por aquello de añadirle algún nutriente).
Y, obviamente, otra opción más barata y recomendable para
comernos una lechuga, un tomate o un pepino con toda la tranquilidad es plantarlos nosotros mismos. Sí, lo sé,
suena a locura meter un huerto en el poco espacio que tenéis en la terraza,
pero hay cosas que ocupan muy poquito y son de lo más agradecidas. Haz
la prueba: pásate por un vivero, compra una jardinera pequeña, sustrato ecológico y tres plantones
de lechuga (también puedes plantar semillas), riégalas
todos los días y enseguida tendrás unas lechugas bien lozanas y hermosas. ¡La
ilusión que te va a hacer comerte la lechuga que has plantado tú mismo no tiene
precio! Lo mismo para los tomates o los pimientos; no hace falta que tengas un
gran terreno, mismamente mis padres han plantado en su terraza pimientos y tomates en un
par de jardineras y están dando sus buenos frutos. Aquí os dejo una foto de las lechugas que plantamos nosotros para que os animéis.
Y eso es todo por esta vez, espero que os sirvan los
consejillos para llenar el frutero y no morir en el intento. ¡Hasta la próxima!
Fuentes:
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